Santa Faustina Kowalska (1905-1938)

Santa Faustina, nace el 25 de agosto de 1905 con el nombre de Elena. Es la tercera de ocho hermanos, seis niñas y dos niños. Su familia era de origen extremadamente humilde y les dio una educación estricta y muy piadosa por lo que Elena pudo conocer a Jesús desde pequeña. Pudo ir muy poco a la escuela y tomo la Primera Comunión a los nueve años.

A los dieciséis años sale de su casa con sus dos hermanas mayores para trabajar como sirvienta en casa ajena. A los pocos meses regresa a su pueblo con la intención de pedir a sus padres permiso para ingresar en un Convento. Ya desde los siete años había oído la voz del Señor invitándola a una vida más perfecta. Sus padres desestiman su petición porque eran muy pobres y Elena era su hija preferida.

Tras esta negativa, parte para la ciudad (Lodz) a trabajar pero la voz interior es cada vez más intensa. “Deja el mundo y vete al convento”… Regresa a casa y pide una vez más permiso para ingresar en un Convento. Una vez más sus padres se niegan.

Regresa a Lodz y, decepcionada, se da a una vida mundana alternando trabajos de dependienta, niñera y sirvienta. Una noche, estando en un baile con su hermana mayor, se le aparece Jesús flagelado, despojado de sus vestiduras y cubierto de heridas. El Señor le dice: “¿Hasta cuándo me harás sufrir? ¿Hasta cuándo me engañarás?”. Elena sale corriendo y esa misma noche busca refugio y ayuda espiritual en la Catedral. Allí oyó: “Vete inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un Convento”.

Al día siguiente se despide de su familia y, con lo puesto, se marcha a Varsovia. Atemorizada se encomienda a la Virgen. Durante el segundo día de su estancia en Varsovia oye varias Misas pidiendo a Dios que la guíe. Escucha otra vez la voz interior que le dice: “Vete a hablar con este sacerdote. Cuéntale todo y él te dirá lo que tienes que hacer”. El sacerdote, sorprendido, le recomienda como sirvienta en varias casas. Por su aspecto descuidado no la admiten en ninguna de ellas. Un día llama a la puerta de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios.

En un principio la Superiora dudaba de ella, pero su sencillez, sonrisa y humildad la sedujeron. Le dijo que fuese a la Capilla a preguntar al Dueño de la Casa si la recibiría. Elena fue y, con gran alegría, le preguntó:   “Señor, ¿me recibes?”. Inmediatamente oyó una voz diciéndole: “Sí, te recibo; tu estarás en mi Corazón”. De vuelta con la Superiora, esta le dijo: “Si el Señor te ha recibido, yo también te recibo”.

El 1 de agosto de 1925 postula como novicia. A las pocas semanas sufre la tentación de abandonar la vida religiosa pero Jesús, en una visión, le comunica su sufrimiento por esos pensamientos y concluye diciéndole:   “Te he llamado aquí, no a otro sitio, y te tengo preparadas grandes bendiciones”.

El 30 de abril de 1926 toma los hábitos como novicia. Durante los dos años siguientes perfecciona su preparación y se integra en la Comunidad siendo, por su temperamento alegre y dócil, muy apreciada por sus hermanas. El segundo año pasará durante seis meses “la noche oscura” que hará muy difícil su oración. Laaparición e intercesión de Santa Teresita de Lisieux la consolará y animará a confiar más y más en Jesús.

El 30 de abril de 1928 hace sus primeros votos que renovará anualmente hasta el 1 de marzo de 1933 en que hará los votos perpetuos. Por falta de medios económicos su familia no pudo asistir. Estuvo sola para Jesús.

En la Comunidad desarrolló varios trabajos tanto en la cocina, como en la enfermería o como encargada de los hortelanos en Vilna (Lituania), donde estuvo tres años. De nuevo en Cracovia le confía a una hermana que le quedan dos años de vida. Allí se incorporará a la cocina y, más tarde, a la portería, pero cae enferma de tuberculosis. Durante dos largas temporadas ingresará en el hospital para fallecer el 5 de octubre de 1938. Enterrada en el jardín del Convento su familia, por dificultades económicas, no podrá acudir al funeral.

Santa Faustina, durante su vida, siguiendo las instrucciones de Jesús, redacto un diario donde escribió las revelaciones y los mensajes del Señor. Allí dará a conocer la voluntad de Jesucristo de revelar al mundo entero su Divina Misericordia.

En 1965 se inicia el proceso de beatificación. En 1992 se reconocieron sus virtudes heroicas y en 1993 fue beatificada. San Juan Pablo II la canonizó el 30 de abril del 2000 instituyendo ese mismo día la celebración de la Fiesta de la Divina Misericordia el domingo siguiente al Domingo de Pascua.