Carta de M.P.

Queridas Hermanas,

Quiero hacerles llegar mi regalo especial testimonio que he recibido de nuestro buen Jesús, que nunca nos falla.

Yo como ven Ustedes soy una gran amante del Corazón Divino de Jesús. Tenía a mi hija enferma de cáncer y no podía hablar ni comer; todo era líquido de lo que se alimentaba.

Yo todos los días rezo la Corona de la Misericordia, llevo ya varios años pero últimamente no falta un solo día y le pedía a Jesús que salvase a mi hija, que me la curase. Aunque no mejoraba, yo confiaba en él. No podía ni confesar, ni comulgar porque tragaba con mucha dificultad.

Hace como año y medio que la operaron, y lo hizo pero me dijo el sacerdote que fue dificilísimo porque ni con agua podía tragar.

Yo ya no insistí más pero me moría de nervios por si llegaba la muerte y no había recibido sacramentos. Consulte a mi director espiritual y me dijo que seguirá rezando, que el Señor lo arreglaría.

Al final, el día 28 de diciembre llegue a su casa, que iba todos los días a ayudarla y acompañarla y me la encontré en coma. Inmediatamente como loca avisé a sus vecinos y en nuestra parroquia no había nadie. Inmediatamente llamé a un amigo de una parroquia de al lado y vino rápido. Todavía respiraba. Le administró la extrema unción y yo le recé la Corona de la Misericordia. Eran las 15.00 de la tarde, y a las 15.30 fallecía…

Yo le di gracias al Señor por su gran mensaje de amor cuando nos dice que no tengamos miedo. Tengo mucha pena por mi hija pero tengo una gran paz, que la tiene con Él.

Recen por mí y mi nieto que esta inválido y que se acuerda mucho de ella. Yo ahora hago de madre. Gracias, seguiré de […] de su amor.

M.P.

One Response to “Carta de M.P.

  1. Queridas hermanas:

    Hace unos años, una mujer joven al ver una de sus estampas, me comentó que había recibido una gracia especial del Señor al mirar a ese cuadro. Desconozco más detalles, pero quería comunicárselo.
    Hoy mismo, en otra localidad, nos han comentado que hay muchas personas preguntando por sus estampas.
    Muchas gracias por sus oraciones, por su vida entregada al Señor y a su Iglesia.
    Que el Señor las bendiga

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